viernes, 6 de junio de 2008

Cansado

Desde hace unos meses vivo en una permanente contradicción. Estoy instalado en una burbuja en la que el tiempo corre y corre, y yo también corro de un lado a otro, intentando no llegar demasiado tarde a todas partes. Y me canso de correr y correr, de entrar y de salir tarde. Siempre tarde.

Y busco entre mil ojos los tuyos, y basta con una caricia para que haya merecido la pena el viaje. Y me voy a esa playa lejos del ruido, donde no importa la hora que sea, para coger tu mano y llevarte conmigo hasta el centro del océano. El billete es tu abrazo. La estancia el roce de tus labios. Me olvido hasta de mi nombre durante esos escasos cinco minutos que dura la canción, absorbido por tí y atrapado en la banda sonora.

Y el regreso es complicado. Sumergido ahora en un mar de reproches, busco una salida para seguir corriendo. Aturdido, acelero para llegar tarde a casa y levantarme temprano. Otra vez. Para salir pitando y no llegar con retraso. Otra vez. Y para que pase el día deprisa y poder escuchar tu respiración al dormir. Una vez más.











Me canso, pero no me rindo.