martes, 8 de mayo de 2012

Rosa Do Barro. In memoriam

Anteayer despedimos a Rosa. Cuando retumbaban los sones del bolero de Algodre y su féretro avanzaba portado a hombros hacia el altar mayor de la Iglesia de San Lorenzo, se nos escapaba un trozo de corazón.

Doña Urraca: Cincuenta y siete años de vida, y más de 2.000 jóvenes de varias generaciones paseando el nombre de Zamora y sus tradiciones por medio mundo. Cincuenta y siete años de escenarios y compañerismo; de muchas sonrisas y alguna lágrima. Más de medio siglo de brillante historia.

Doña Urraca: Nuestra cuna, nuestra adolescencia y una parte de nuestras vidas. Muchos de nosotros crecimos juntos, al abrigo de Los Labradores y Los Toritos primero, y de charros y corridos después. Nos educamos en valores esenciales y comprendimos la importancia del trabajo en equipo. Abrimos los brazos a otros pueblos y otras culturas. Conseguimos, por un momento, parar el tiempo y saborear las interminables tardes de verano. Y construimos amistades indisolubles. Y aprendimos a vivir bailando.

Y delante, siempre delante, en la primera fila del autobús, la figura de Rosa. O Mª Rosa como decían nuestras madres. Al frente, siempre al frente, Rosa con el dedal y la aguja, presumiendo de nosotros cuando no la veíamos, y poniéndonos firmes a la primera ocasión. Orgullosa, siempre orgullosa, de ver en los hombres y mujeres en que nos íbamos convirtiendo, consciente de que ella también había aportado su granito de arena.



Presente, Rosa, siempre presente, en nuestras vidas.