
Cuando terminé la carrera, y justo antes de matricularme en el doctorado en Burgos, hice unos cuantos procesos de selección en Madrid para macroconsultoras y cosas así. Me gustaba la idea de superar las distintas etapas que se planteaban, pero no tanto el hecho de ser un número dentro de un gigante.
Ya entonces tenía muy claro que si me quedaba en Zamora, echaría por tierra cualquier atisbo de llegar a ser 'alguien' profesionalmente hablando, pero también podría disfrutar cada día de la ciudad en la quería crecer y de los mejores amigos del mundo.
En días como el de hoy, en los que la mezquindad y el despropósito se mezclan al antojo de unos pocos estúpidos, me arrepiento profundamente de la decisión que tomé. Claro que también es verdad que no hay nada que no pueda reparar un paseo por Trascastillo o un vistazo a la Catedral desde los Pelambres. O una puesta de sol, en el parque de las inolvidables puestas de sol.
5 comentarios:
Yo siempre he dicho y diré, que Zamora no la cambio por nada del mundo.
Pero ahora mismo me iba al sitio mas lejos a pasar una temporada larga.
Pero no puedo...
Un abrazo, Iña!
Venga chavales, que Zamora mola, aunque un tiempo fuera no esté mal... nunca estará mejor que esto.
Entendible!!!
Aún así, ¿en que sitio podrías conocer a personajes como E Cans, Fofi, muérdeme la chancla, Boty, el colonias o la boticaria...?
En ninguno!!!
Viva el mestizaje de nuestro pueblo.
Cuanto más lejos estás, más ganas tienes de volver. :)
Si te sirve de consuelo, mezquindad y despropósitos los encontrarás donde vayas...
Por muy lejos que sea.
Un abrazo
Devolk
Publicar un comentario