miércoles, 21 de marzo de 2007

El Fauno

Muchas mañanas corro aturdido hacia ninguna parte en busca de mi propio Fauno, para que me indique las tres pruebas que tengo que pasar para regresar a mi reino. Nunca lo encuentro. O él se esconde muy bien, o yo soy incapaz de hallarlo. Lo cierto es que uno se cansa de hacer todos los días lo mismo: mismas actitudes, mismas muecas displicentes, mismo desánimo.

Estoy metido de lleno, otra vez, en el sube y baja emocional que hace que convivan los mejores momentos de intensa felicidad, con otros tantos bajones de impresión. Y lo peor de todo es que no parece remitir. Demasiada soledad y demasiadas vueltas. Me paso el día sólo, encerrado conmigo mismo, pensando soluciones que no encuentro y visitando otros lugares, tal vez mejores, con la memoria y con la imaginación. Puede ser que esté aburrido de convivirme.

O puede ser que no haya sorpresa en el guión, ni Fauno, ni genio de la lámpara. Que los días pasen deprisa y que los sueños se desvanezcan. Que no nos quede ni un ápice de sonrisa reflejada en el espejo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede que las pruebas de tu fauno te lleguen diariamente en forma de anagrama, seguro que las resuelves, aunque, de momento, siga siendo más rápida que tú...
Gracias por la comida y por la compañía.
Ah, y bienvenido a la primavera...

Mambrina.

Anónimo dijo...

Yo soy Fausto, el del aceituno, te valgo?
jajajaja

Lauri dijo...

Iñaki... creo que hemos hablado mil veces del tema y mil veces te lo volveré a decir. ¿Tú crees que merece la pena seguir así? ¿Y vas a estar lamentándote toda la vida de lo aburrida que fue? (ya sé que no soy la más indicada para decirlo, por eso quiero cortar con esto cuanto antes... y lo voy a hacer. Y tú deberías hacer lo mismo).
¿Para cuando otra conversación?